Hedy Lamarr, la frecuencia de la vida

Hedy Lamarr en Éxtaxis

GLORIA LÓPEZ CORBALÁN
Hedwig Eva Maria Kiesler, conocida como Hedy Lamarr, fue considerada en su tiempo como la mujer más bella del mundo, pero poca gente sabe que algunos de los misiles que cayeron en Vietnam llevaban sus iniciales.


Nacida en Viena en 1914, hija de padre banquero y de madre pianista, ambos judíos, fue una chica superdotada que estudió ingeniería, estudios que abandono a los 16 años para trabajar con el famoso director Max Reinhardt. A los 19 años, sus padres arreglaron un matrimonio con el fabricante de armas austriaco Friedrich Mandl. Recién casada, estrenó Éxtasis, que se filmó en 1932 en Checoslovaquia, bajo la dirección de Gustav Machaty. Para la época, aquel film fue un autentico escándalo, por primera vez en la historia del cine una actriz simuló un orgasmo .Tal fue el revuelo que Mussolini exigió ver la película en privado,en el patio de butacas estaban los padres de la estrella y Fritz Mandl, su flamante marido.
Cuando empezó la proyección ninguno de ellos daba crédito a lo que veían sus ojos. Rodeados de amistades de la más alta alcurnia austriaca los padres contemplaban a su adorada criatura corriendo desnuda por un bosque. Su marido, asistía a esta función rodeado de los socios, con la protagonista sentada a su lado. A partir de ese día su marido encerró a Hedy bajo llave, solo permitía que se bañara en su presencia y cuando no la llevaba de fiesta, la dejaba atada al pie de la cama. Para sus conocidos, Hedwig lo tenía todo. Estaba casada con unos de los más influyentes hombres de Europa, vivía en el famoso Castillo de Salzburgo. Pero, Hedy era más un trofeo para exhibir que una esposa para Mandl. Durante los dos años que duró este secuestro Hedy reemprendió los estudios de ingeniería e invento la fórmula del espectro expandido, una técnica de conmutación de frecuencias que posteriormente se usó para proteger la dirección de los misiles, patentado en 1940 .En 1962, el concepto fue adoptado por el gobierno de EEUU para las comunicaciones militares, tres años después que la patente caducó, nunca cobró un dólar por ello. Para huir de su secuestro Hedy se acostó con la criada, quien la sacó del palacio una noche mientras Mandl estaba de viaje. Llegó a París en automóvil, con un solo vestido y los bolsillos llenos de joyas. Logró escabullirse hasta refugiarse en Londres y embarcarse rumbo a Nueva York. Durante la travesía conoció al productor de Hollywood Louis B. Mayer, de la Metro, y con él pactó su futuro. La protegió, la bautizó con el nombre Hedy Lamarr en memoria de Bárbara La Marr, actriz del cine mudo muerta en 1926 por una sobredosis de drogas y la convirtió en una estrella.
Todos la recordamos en Sansón y Dalila, pero son más famosos los papeles que rechazó: Casablanca, Lo que el viento se llevó. Su vida desde entonces fue un espiral de frecuencias, no de ondas, sino de innumerables amantes y maridos: hombre, mujeres, galanes, productores, y sobretodo raros: uno se fabricó una muñeca hinchable que era la réplica exacta de Hedy y la usaba cuando ella se negaba a complacerle, otro se acostó con la criada en la misma cama mientras Hedy dormía. Se casó seis veces, tuvo tres hijos, y fue además de inventora: ninfomanía, regular actriz, despreocupada madre, y cleptómana.
Falleció el 19 de enero de 2000 en Florida. Su herencia de 3 millones de dólares fueron repartidos a sus dos menores hijos, y regaló 83 mil dólares al policía local que la metía y sacaba de la cárcel los últimos años de su vida cuando robaba en las grandes superficies.

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